Qué entendemos por monedas bimetálicas

EN primer lugar habría que aclarar que no existe un consenso sobre qué alcance tienen las monedas bimetálicas. Por eso es necesario entender que todo lo que aquí se expondrá responde a una forma de entender qué son las monedas bimetálicas. No es la única y no pretende ser la verdad. Esto es un aporte a una discusión que en diferentes grupos se presenta ante la aparición de piezas que dan lugar al debate. En caso de que algunos términos no se entiendan, se puede visitar la página Nociones básicas de numismática en donde se hace una introducción muy básica sobre estos conceptos.

Para empezar, diremos que una moneda bimetálica es aquella que se acuña sobre un cospel que tiene dos partes encastradas. Estas dos partes en general son de aleaciones diferentes o incluso de materiales diferentes (metal, polímero o vidrio).

Si bien lo más común es que estas partes constituyan un anillo (la parte exterior) y un núcleo (la parte interior), existen otro tipo de encastres menos comunes y se entiende que esas piezas también son bimetálicas.

Moneda bimetálica de Portugal, 2.5€, 2015. Fuente: Casa de moneda de Portugal

Con esto inferimos que no se puede entender literalmente la palabra «bimetálica» (es decir, dos metales) por dos razones. La primera es que este término surgió a raíz de la acuñación de la primera moneda bimetálica por la Zecca di Roma en 1982 y que en ese momento no existían los avances tecnológicos que hoy han permitido introducir otros materiales en la acuñación. La segunda razón es que entender de manera literal la palabra «bimetálica» podría llevar a malentendidos absurdos y ridículos como entender que un cospel de acero inoxidable con un electrodepositado de otro metal podría ser una pieza bimetálica ya que cuenta con dos metales, el acero y el metal electrodepositado (este tipo de piezas son, por ejemplo, las que componen el nuevo cono monetario argentino en sus valores faciales de $1, $2 y $5, acuñadas sobre cospeles de acero con coberturas electrodepositadas de cobre, latón y níquel respectivamente).

Por otra parte, no basta con que se pueda diferenciar claramente la existencia de dos metales ya que hay piezas bimetálicas en que esa diferencia no es tan notoria (por el tipo de material utilizado) y porque existen piezas que tienen una parte cubierta de otro metal claramente diferenciable pero que esto no las transforma en bimetálicas (aplicando el principio sobre el electrodepositado antes expuesto) porque no hay mucha diferencia entre eso y una pieza pintada (algo que se estila mucho en este tiempo).

Pieza bimetálica de Argelia, 10 Dinars, 2013, anillo de acero inoxidable y núcleo de aluminio. Fuente: José Luis Ramírez Monleón
Moneda bimetálica de Luxemburgo de 20€, 2006, anillo de plata y núcleo de titanio. Fuente: José Luis Ramírez Monleón
Pieza monometálica de España de 10€, 2014, plata con baño de oro rectangular. Fuente: Fábrica Nacional de Moneda y Timbre.

Bajo esta forma de entender qué es una moneda bimetálica es que incluiremos piezas acuñadas con anillos de polímero, o acuñadas con un núcleo de vidrio. Lo importante no es que haya literalmente dos metales sino que la pieza tenga dos partes.

En este mismo sentido, las monedas trimetálicas son aquellas que son acuñadas sobre un cospel compuesto de tres partes, y las tetrametálicas sobre aquellos que tienen cuatro partes. Si bien se ha discutido que la moneda de 20 Francos de Francia acuñada desde 1992 sea una moneda trimetálica debido a que el núcleo y el anillo exterior son de la misma aleación metálica, basándonos en nuestra concepción se entiende que sí porque está acuñada sobre un cospel que tiene tres partes.

Alemania, 5€, 2016. Primera trimetálica con anillo interior de polímero. Fuente: Numismática visual.

Muchos conceptos han sufrido variaciones a lo largo del tiempo debido a los cambios del lenguaje o a la adaptación a avances tecnológicos. Se podría pensar que este tipo de piezas debieran llamarse bipartitas o tripartitas, o que se debería diferenciar las bimetálicas de otras piezas de dos materiales. Sin embargo, entendemos que estas monedas responden a los mismos principios de innovación y que pertenecen a una misma «especie», y que ésta se define por su confección más que por la cantidad de materiales en juego. El nombre de monedas bimetálicas se ha impuesto a lo largo de casi cuarenta años y difícilmente se podría cambiar. El hecho de que el término sea más abarcativo y que cambie junto con las innovaciones tecnológicas nos resulta lógico, razonable y necesario.

*La imagen inicial de la moneda de 500 Liras de Italia fue tomada de Monedas P y V